La crisis de confianza del periodismo y cómo arreglarla (I)

Francisco J. Pérez-Latre
3 min readJun 24, 2022
Foto de Desola Lanre-Ologun en Unsplash

La transformación digital, que se ha intensificado a raíz de la pandemia del corona virus, provoca cambios profundos que afectan a todas las instituciones sociales. A menudo facilita un terremoto que sacude la confianza de los públicos. Hoy con frecuencia los consumidores no confían en sus marcas; los votantes, en sus políticos; los clientes, en sus agencias; las audiencias, en los medios; los empleados, en sus jefes y empresas, y así sucesivamente. Una de las grandes preguntas de nuestra época es ¿en quién puedo confiar?

En ese contexto, hablar de “crisis del periodismo” se ha convertido ya en un lugar común. Las empresas de comunicación, más necesitadas de audiencia en tiempos de dificultades económicas, buscan soluciones rápidas, apelan al partidismo o caen en el “clickbait”. Promueven informaciones que fomentan la confrontación y la controversia pensando que lograrán el esperado incremento de audiencias, pero la calidad y los contenidos de interés escasean.

No solo cuesta incorporar lectores jóvenes: se produce el abandono de lectores más mayores, habituados al consumo de información. En crisis prolongadas como la del corona virus, la cobertura que hacen los medios se convierte casi en amenaza para la salud mental y se habla de “fatiga de las noticias”. El informe anual “Digital News Report” indica, por primera vez desde que se realiza el estudio, que los españoles que no confían en los medios superan en número a los que confían. Uno de cada tres no tiene interés ni se fía de las noticias.

La transición digital del periodismo no parece estar logrando los resultados deseados ni entre los medios tradicionales ni entre los “nativos” digitales. Las tensiones propias del sector ocurren en entornos fragmentados y dispersos que se caracterizan por la sobreabundancia de información. Con la digitalización, los periodistas se han tornado “intermediarios digitales” (González-Tosat y Sádaba-Chalezquer, 2021) que tienden a perder la exclusiva.

La crisis de confianza va acompañada de los problemas económicos a los que se enfrentan muchas empresas que difunden noticias. La llegada del corona virus y la crisis subsiguiente erosionan aún más los márgenes de beneficios. Tras la crisis económica y publicitaria transformadora que comenzó en 2007, el sector de los medios tiene empresas en peor situación financiera que elaboran contenidos de menor calidad producidos por profesionales menos expertos que tienen empleos más precarios y salarios más reducidos.

Las conclusiones sobre los medios del Eurobarómetro de la Comisión Europea (2022) publicadas en abril reflejaron un “malestar de fondo”. El grado de confianza en los medios de los españoles es menor al del resto de los europeos. El “saldo” es negativo en todos los medios: el número de quienes desconfían supera al de los que confían.

El medio con mayor índice de confianza es la radio con un porcentaje del 45%: en los diarios la cifra se sitúa en el 37%; en televisión la cifra es del 32%; en Internet no supera el 22%. Cierran la lista las redes sociales (12%). Los españoles confían menos que los demás europeos en todos los medios: diecisiete puntos menos en la televisión; doce puntos menos en los diarios; nueve puntos menos en la radio; trece puntos menos en Internet y ocho puntos menos en las redes sociales. El 81% de la población española y el 70% de la europea consideran que las noticias están a menudo distorsionadas o son, directamente, falsas.

Estas líneas parten de una hipótesis: la calidad de los contenidos está relacionada con la motivación y las condiciones de trabajo de las personas que los elaboran. Las profesiones de la comunicación pueden considerarse un paradigma de la sociedad del “burnout”. Para fomentar el clima de crecimiento e innovación, resulta imprescindible facilitar la formación del talento y mejorar los ambientes de trabajo.

El contexto digital es fuente de grandes oportunidades para el periodismo. Pero el declive de los ingresos y, sobre todo, de la confianza, hace necesario un cambio cultural profundo. Es tiempo para el cuidado del talento creativo que produce los contenidos. Hay mucho en juego, desde el crecimiento personal de los profesionales a la calidad democrática de las sociedades. Hay más…pero lo dejo para otros meses…

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Francisco J. Pérez-Latre

Profesor. Director Académico de Posgrados de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra en Madrid.